AIT. ACTAS DE LOS CONSEJOS Y COMISIÓN FEDERAL DE LA REGIÓN ESPAÑOLA 1870-1874

Cuando Fanelli llegó a España en octubre de 1868, se encontró con un terreno muy abonado para expandir las ideas de la Internacional fundada cuatro años antes, ya que el movimiento obrero español (fundamentalmente catalán) había cobrado carta de naturaleza ya en 1840 y muy pronto este movimiento obrero abrazó las ideas federalistas.

 Primeramente se reunió con algunos trabajadores de ideas avanzadas en Madrid, entre otros Anselmo Lorenzo y Tomás González Morago, y a pesar de que no sabía ni una palabra de castellano su verbo apasionado electrizó de tal modo a sus oyentes que inmediatamente decidieron formar el primer núcleo de la Internacional, para ello se basaron en los Estatutos de la misma que les proporcionó el anarquista italiano, el cual les entregó además los estatutos de la Alianza de la Democracia Socialista fundada por Bakunin aquel mismo año.

Una vez constituido este primer núcleo en Madrid —del cual se conserva una fotografía del mismo y de la cual falta Morago que no era muy amigo de las mismas— Fanelli se trasladó a Barcelona, donde en enero de 1869 dejó constituido un nuevo núcleo fundador.

  Ambos núcleos se pusieron a la tarea y decidieron convocar un congreso obrero —el primero de la Internacional española— que definitivamente se celebraría en Barcelona en junio de 1870, del 19 al 26 de dicho mes.

 Las discusiones fueron muy intensas, especialmente en torno al tipo de organización que se debía adoptar. Por abrumadora mayoría se adoptaron las tesis del antiautoritarismo Bakuninista y se decidió nombrar un consejo federal —más adelante pasaría a denominarse comisión federal—, cuyo cometido sería el de coordinar los diferentes sectores en que debía organizarse la Internacional en España y que quedaron reflejados en la organización social emanada de este primer congreso y que más tarde sería corregida y aumentada. 

El consejo se componía de un presidente y varios secretariados: secretario de actas y secretarios de correspondencia para cada uno de los sectores en que habían dividido el país siguiendo los puntos cardinales.  

El secretario de actas se encargaba de tomar nota de lo que se decidía en cada una de las sesiones del consejo. El conjunto de las actas —lógicamente manuscritas— fueron encuadernadas en dos grandes tomos, los cuales, junto con otros documentos de la Internacional, entre ellos la correspondencia, fueron depositados en la Biblioteca Arús de Barcelona, cuando ésta fue fundada a finales del siglo XIX. 

Coincidiendo con el centenario de la fundación de la Internacional, el profesor Carlos Seco Serrano y un grupo de colaboradores decidieron transcribir los manuscritos de las actas. Las dificultades para llevarlo a cabo fueron innumerables, ya que en algunos puntos la tinta se había diluido de tal modo que era casi imposible transcribirlo y algunas líneas debieron sustituirlas por puntos. A pesar de todo ello y con un trabajo muy minucioso consiguieron un resultado suficientemente aceptable y las actas fueron publicadas en 1969 por la Universidad de Barcelona.

 El caso de España es excepcional en el sentido de haberse conservado íntegramente todas las actas y haber podido transcribirlas casi en su totalidad. No cabe duda que esto ayuda a la labor del historiador, pero al mismo tiempo es un indicio del grado de burocratización que llegó a adquirir la Internacional en nuestro país, especialmente si tenemos en cuenta el grado de analfabetismo que había en esos años en España.

 

Con todo no podemos menos que celebrar entusiásticamente la labor llevada a cabo por el profesor Seco Serrano y su equipo.

 

 

 

 

 

 

EQUIP Cedall (Marzo 2020)

 

 

 

Página inicial       Documentación       I.H.L.