Cuestionari Cedall. Salvador Gurucharri

1-¿Cómo se gestó el proyecto de editar la revista Presencia y cuál fue su estatus en el seno de la FIJL  (“órgano de expresión” o independencia de la FIJL? ¿Cómo se constituyó su comité de Redacción? ¿Presencia era la continuación histórica de otras revistas anteriores de la FIJL como “Nueva Senda” o “Action Libertaire”o por  lo contrario era un nuevo proyecto editorial con características y fines diferentes?          

 

A pesar de la importancia de la revista Presencia raros son los estudios que la citan, ni siquiera Ángel Herrerin la menciona en su libro. El caldo de cultivo que culminó en la revista Presencia se fue fraguando en el curso  de 1964 y 1965 y totalmente independiente de la estructura que conformaba la “Comisión de Relaciones” [a veces llamada “emergente” y de composición “amplia” que estaba ubicada en Paris y que repetiría funciones varias veces: Agustín Sánchez,  Luis Andrés Edo, Salvador Gurucharri, Floreal Ocaña Sánchez, Antonio Ros, Octavio Alberola, Germinal Barba, Tomas Ibáñez, Enrique Ferrer, Alejandro Fernández]. No obstante  en el grupo inicial de discusión  sí había algunos miembros de esa Comisión “amplia”.

 

Este grupo inicial arranca en una tertulia  que se reunía en París los domingos por la tarde en el piso de José  Morato y Montse Turtós en el Boulevard de la Vilette. [David Antona (que, aunque de familia libertaria y relacionado con José Morato,  no creo fuese entonces estrictamente de las Juventudes, aunque fue posiblemente quien más impulso aperturista aportaba), Agustín Sánchez, Antonio Ros, Salvador Gurucharri, José Morato, Montse Turtós, Alicia Mur]  y donde se abordaban sin dogmatismos los nuevos escenarios  político sociales que se dibujaban en España. En enero 1965 Ros y Gurucharri  se ausentan de Paris para fijar residencia en Bélgica (Delegación Exterior) y en el curso de 1965 se integran nuevos contertulios [Luis Pasamar, Edgar Rodríguez, (compañero argentino que residía y militaba en Francia; en 1952 había sido encargado por la CNT de organizar en Barcelona la imprenta clandestina de Solidaridad Obrera. Después de funcionar durante varios meses fue detenido   y procesado junto con otros 18 militantes libertarios en enero de 1960.  Hacía poco que había llegado de España tras cumplir cárcel y aportaba conocimientos frescos sobre la situación del Interior),  Tomas Ibáñez, Octavio Alberola, e importantes apoyos de coordinación y económicos de los compañeros de Toulouse y Perpignan (Luis Sos, Marcelino Boticario, Aurelio Fernández, Ángel Fernández, Jordi Gonzalbo, Paco Soler, etc.]  y se fue concretando con más precisión el proyecto de una revista   que abordase los temas y las situaciones que se estaban dando en la sociedad española, procurando abrirse a los puntos de vista de diferentes corrientes libertarias  y a las colaboraciones  de compañeros que no pertenecían necesariamente a la familia libertaria.

 

Fue así como la revista Presencia iría tomando forma a lo largo de 1965 para, con fecha de noviembre-diciembre de ese mismo año, salir a la calle el primer número.

 

Una carta firmada “El Grupo Editor” decía: nuestro proyecto de edición de una revista en la que el pensamiento libertario pueda marcar su presencia en el contexto político-social español ha continuado concretándose en sentido positivo... queremos hacer de la revista una verdadera tribuna libertaria de actualidad.   

 

El comité de redacción, con  Luis Pasamar de director, salió básicamente  de la tertulia mencionada y fue siempre  amplio y abierto sin ser formalmente estructurado (Rodríguez, Alberola, Antona, Ibáñez, además de los mencionados). Es así también que a la tertulia se incorporaron también miembros del sector de CNT más afín a las Juventudes. [Especialmente José Pascual y su grupo, entre ellos Cipriano Mera, José Rossell, Esteban Bernabé, y otros   de tal forma que Amador Álvarez  asumió el cargo de  administrador). Las reuniones pasaron del piso de los Morato al de Edgar Rodríguez y a varias de sus reuniones asistieron, sin complejo, tendencias diversas (libertarios, izquierda comunista, cristianos) y compañeros tan dispares como Antonio Ubierna y Carlos Semprún, ambos entonces miembros de  la revista y grupo Acción Comunista (escisión del FLP), y este último en ruptura con el marxismo que quedaría sellado en mayo del sesenta y ocho. Por otro lado, compañeros de las nuevas generaciones cristianas del entorno AST en ruptura con la ortodoxia eclesiástica de las Hermandades Obreras.

 

En la plenaria de la FIJL de enero de 1966, entre otras cosas, la Comisión saliente explicó que la revista Presencia respondía a una iniciativa de un grupo de compañeros de París y que no era estrictamente una publicación orgánica, aunque tenía el total respaldo de la OJ. (Insurgencia Libertaria, pp.185-186).

 

En este mismo sentido, Presencia tampoco era estrictamente la continuación de las anteriores publicaciones de la FIJL (Ruta, Nueva Senda,  Action Libertaire)  aunque evidentemente formaba parte del mismo continuum libertario y ampliaban las diversas declaraciones de la FIJL, con sus nuevos enfoques recogidas en el Boletín de Información de Londres.

 

Presencia ensanchaba los planteamientos clásicos del Movimiento Libertario en el exilio que las nuevas generaciones libertarias consideraban esclerotizados por el inmovilismo oficial de Toulouse  atascado en la inercia del antifranquismo exiliado. Era, además, el instrumento de propaganda totalmente en castellano que faltaba (Action Libertaire era mitad en francés) y el complemento de discusión e intelectual al activismo de la FIJL. (que,  no llenaba, ni aparentemente se lo proponía, el otro fenómeno editorial más o menos coetáneo [Frente Libertario] No deja de ser curioso, ni se explica simplemente por el desacuerdo con el proyecto FIJL de su director y principal mentor, Gómez Peláez, no colaboró en ninguno de los 10 números de Presencia.

 

El intento de relanzar Presencia en el número 11 (1974?), considero que aunque interesante, tiene ya poco que ver con la revista inicial de los años 1960. Ni como difícil proyecto de continuidad  ni por formato ni por fabricación  ni en contenido, que en algunos casos es hasta superior al primer modelo.     

 

Su desaparición,  después de diez números (noviembre/diciembre 1965; diciembre/1967/enero 1968), se debió tanto a una cierta tensión  interna (la dimisión del administrador Amador Álvarez reflejada en el número 6 y su reemplazo por José Pascual presagiaba ya claramente la crisis interna de la FIJL como el  Mayo 68 (ver también los encuentros europeos de las Juventudes Libertarias). Y también cristalizó la grave crisis económica que venía arrastrando la FIJL (Además de una crítica interna sobre la orientación de lucha armada, se vio que la Organización juvenil no podía aguantar económicamente los dos frentes [acción violenta, por una parte, y actividades organizativas y propagandísticas por otra parte].

 

Salvador Gurucharri 

    

 

 

 

 

 

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